
El sentido de pertenencia que cada uno de nosotros tiene por Horneros es algo difícil de explicar. Quizás está fundado en la proximidad de nuestras casas cuando éramos chicos y jugábamos en las calles hornereanas. Creo que al ser tan poquitos y conocernos todos, eso genera una solidaridad desde temprana edad, algo que a la larga resulta invalorable, que otros equipos no tienen, eso de dejar todo por tu compañero de al lado, por el mismo que venís dejando todo desde que pisaste el country por primera vez, que te pone contento con sus alegrías y te bajonea si está mal por algún motivo.
Quizás sea eso lo que genera que, siendo un country tan chiquito y a veces tan limitado, hayamos llegado a la categoría más alta de la Asociación, cosa que nos llena de orgullo y que queremos mantener por un buen tiempo. Que genera también que a veces tengamos que ponernos a llamar a los que no fueron siquiera a entrenar en todo el año, pero quedaron en la lista de buena fe, solamente porque no había nadie más para anotar, y a quienes recurrimos en casos extremos, pero que si logramos convencer de que vengan a jugar, sabemos que van a esforzarse como si hubieran hecho la pretemporada entera como cualquiera de nosotros.
Tenemos mucha historia, tanto futbolística como de otras vivencias, en nuestro querido Horneros. Pasaron muchos técnicos, algunos mejores, otros peores, pero todos supieron entender el sentimiento que nosotros teníamos por el equipo. Pasaron también muchos jugadores, algunos siguen jugando desde los comienzos de nuestra aventura en la Asociación; otros no pudieron o no quisieron seguir, pero creo que todos tenemos un punto de coincidencia en que nuestro paso por el equipo no fue efímero, y que cada uno a su manera dejó su pequeña marca indeleble para ser recordado.
Basta alguna jugada, algún gol, alguna patada o alguna trompada…, no hacen falta aclaraciones porque, como les digo, todos sabemos de quién hablamos sin tener que explicar demasiado. Esos códigos, que solamente alguno de nosotros puede entender, son parte nuestra. Es por eso que también conocemos cada rincón del Reducto, por dónde conviene jugar si llueve, para dónde patearla si estamos ganando y hay que hacer tiempo, cómo recuperar las pelotas del río o de la quinta del otro lado. Estas cosas no son menores, no cualquiera las entiende, y eso también es una parte importante de aquello que nos define como un grupo de gente que apunta para el mismo lado y se fija los mismos objetivos.
Finalmente, no tengo más que agradecer a la vida por haberme dado la oportunidad de conocer este glorioso country y a toda la gente que lo integra, a quien tanto quiero y a quien deseo de corazón lo mejor, en el fútbol como en todo lo demás, porque de alguna forma también influirán en mi propia vida y, espero, me harán más feliz todavía día a día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario