3/7/18

Horneros Cero

Cero calorías, cero estrés, gaseosas cero, primavera cero, tolerancia cero y hasta pobreza cero (¿?). Hace tiempo que el cero está de moda y los Pájaros Asesinos no quieren ser menos. Por eso, acaban de lanzar al mercado futbolero su nuevo producto: Horneros Cero, un equipo aguerrido y luchador que se desvive por mantener su valla invicta, un grupo de fundamentalistas de la defensa, partidarios acérrimos de la "no emoción" que experimentan un goce supremo ante la inmutabilidad del marcador. Si viene algún golcito a favor, como una fruta madura que cae de un árbol por la mera acción de la gravedad, bienvenido sea, pero tampoco sea cosa de andar buscándolo con desesperación. Es un momento duro y hay que ahorrar, ya lo saben. Horneros Cero, un equipo a tono con los tiempos que corren. Horneros Cero, compralo ya. Al contado o en cuotas, cero interés.

Golpeado tras una dura racha negativa, Horneros F llega al duelo con San Diego con el regreso del capitán Agesta y una gran sorpresa al borde de la línea de cal: Joachim Low, inesperadamente eliminado en primera ronda del Mundial con su poderosa Alemania, decide darle una mano a los de Ingeniero Maui y se aparece en la cancha 4 de aquel coqueto country de Moreno. El objetivo: anular al rival y mantener la valla en cero, como ya se dijo más arriba.

Viniendo de un técnico de primerísima línea como Low, los muchachos rojinegros se toman muy en serio la consigna y salen decididos a cumplirla, cueste lo que cueste. Como suele suceder en estos casos, hay un autor intelectual pero también una "mano derecha" que lleva la teoría a la práctica, un "brazo ejecutor" que aplica a rajatabla la estrategia y le marca el camino al resto. Mejor dicho, dos brazos ejecutores: los del captain Agesta, entrenado severamente en Siberia y dispuesto a dar la vida por el nuevo dogma.

A lo largo del partido, el arquero desarrolla todo tipo de estratagemas para mantener el cero en su valla, incluyendo una llamativa pose en jarra con dos pelotas a sus costados y una gran habilidad para sumar segundos sin que el balón entre en juego. Pero el nuevo dogma también cala hondo en uno de los más jóvenes del plantel rojinegro. Hablamos del Gran Germinator, claro. Cual robot al que se la ha impartido una nueva orden, el menor de los Mucci entra en modo "rompo todo" y parece disfrutar como un niño del arte de reventar balones. ¿Salir jugando? Nooo, nada de eso. ¿Para qué?

La primera parte se va con el 0-0 bien firme, pero antes él arbitro -una mezcla de Gene Wilder y Marco Ruben- nos deja una hermosa enseñanza de vida: no se debe amagar con patear un tiro libre cuando hay un rival que impide jugar rápido. Eso no está bien, no se hace. No es que el reglamento lo impida, pero hacerlo va contra la moral y las buenas costumbres de la sociedad occidental. Seamos educados y no repitamos acciones de esa calaña.

¿Emociones? Las emociones llegan en el entretiempo... desde la cancha de al lado. Primero, hay penal y gol para San Diego (San Diego J o W o X, otro San Diego...) y al minuto penal y gol para el visitante, luego de una falta estilo "Gato Sessa" del arquero local, quien le recrimina duramente al árbitro. Mientras tanto, los Pájaros Asesinos toman agua plácidamente, absortos por tal acumulación de incidencias en tan breve lapso de tiempo. Derroche innecesario, piensan al unísono, sin necesidad de hablarse.

En el segundo tiempo, la cosa amenaza con cambiar. El local muestra impotencia y Horneros empieza a encontrar algunos espacios para la contra. Encima, Peter Crouch ya está en cancha, siempre una presencia amenazante para los defensores rivales. Pero el Zlatan hornereano está tan compenetrado también con el nuevo dogma que decide emparejar las cosas y mete un patadón tras una escaramuza en un córner que termina valiéndole la tarjeta roja. No sea cosa que la fruta madura termine cayendo del árbol...

La recta final del partido es para el disfrute total de los fundamentalistas de la defensa, con Germinator poniendo balones en órbita, el talibán sacando una pelota en la línea, el juvenil juez revoleando tarjetas amarillas y el gran Agesta haciendo gala de todo su repertorio (hasta hace echar a alguien con su estado físico). Los locales parecen no estar del todo contentos con este nuevo "Horneros Cero", pero el árbitro sí está feliz. Es tanto el disfrute del enrulado referí que busca que aquello no se termine jamás y agrega 8 minutos más, 460 segundos adicionales para que Agesta siga alimentando su efectiva máquina tragarelojes. Pero no se puede jugar para siempre y finalmente al árbitro no le queda otra que hacer sonar el silbatazo final.

Objetivo cumplido: el 0-0 se ha mantenido inmutable durante todo el encuentro. Luego del duro golpe sufrido en Rusia, a Joachim Low se lo ve satisfecho. Sin embargo, en la charla de cierre, el técnico alemán deja algo bien en claro: el próximo partido, además de mantener el cero en valla propia, habrá que hacer algo más. Si la fruta no cae por la mera acción de la gravedad, habrá que agitar el árbol una y otra vez, cada vez más fuerte... Solamente así, de a poco pero con mucha decisión, comenzaremos a llenar la canasta. Hay que seguir, hay que seguir.

Resumen del partido:

San Diego 0 - Horneros "F" 0

Formación inicial: Rodrigo Agesta; Joaco Miranda, Juan Peluffo, Diego Peluffo, Germán Mucci; Negro Yannone, Tati Monas, Fede Pascual, Totó Yannone, Pedro Mucci; Pancho Yannone.

Goles: no hubo.

Cambios: Leandro Korn por Pancho Yannone; Ari Lerner por Tati Monas; Franky Augeri por Negro Yannone; y Facu Gurevich por Fede Pascual.