Última fecha. Horneros llegaba al partido con Mapuche Azul con el descenso ya bien digerido y muchas ganas de entrarle a un tremendo asado que se prometía para la noche dominguera. Pero la tarde traería sorpresas, dentro y fuera de la cancha. Jugadas mágicas y malas noticias, caras alegres y tristes, comedia y tragedia, como en el teatro, como en la vida.
El Club de los Once salió a la cancha con el manual para días calurosos: control de pelota, toque fácil, ahorro de energías y ritmo cadencioso hasta encontrar el espacio para lastimar. Por eso, el rojinegro dominó el trámite desde el principio y sorprendió a un equipo local que tampoco estaba dispuesto a arriesgar demasiado (con un empate se quedaba en la “A”).
La llegada más clara para Horneros estuvo en los pies del Doc Loncharich. Mano a mano con el arquero, el Cirujano la empaló con su zurda “quirúrgica” y la pelota se fue rozando el palo (si operara como define, el Doc ya tendría varios juicios por mala praxis). Después, una volea “tremenda” de Franky y un par de tiros “furibundos” del Melli y Bubu que hasta le dieron tiempo al arquero de tomar un poco de agua de su rústico termo.
Pero lo mejor llegaría en el segundo tiempo, luego de los cambios posicionales que el Profe Loncha tanto había anunciado: la Araña al arco, Rodri de enganche, Bubu y el Melli a marcar en el fondo. Si alguien esperaba la debacle, se equivocó: el rojinegro siguió haciendo control de pelota y –aunque pasó más de un sofocón- el marcador no se movería del cero.
Y llegó la jugada más espectacular del partido, esa que hará que en el futuro muchos digan: “Yo estuve esa tarde en Mapuche”. Los padres le contarán a sus hijos y estos a sus hijos y así irá pasando de generación en generación la historia de aquella tarde en la que la Fernando La Araña Lombraña tiró un “escorpión rastrero” cuando ya su valla parecía vencida.
Centro desde la derecha. El peligroso “9” local se eleva y saca un cabezazo lento pero bien colocado. El Negro se estira y alcanza a rozar el balón. La pelota da en el palo y enfila hacia la línea de cal. Parece que se va a meter, pero en una reacción absolutamente arácnida, el “1” rojinegro le mete un suelazo desde el piso al mejor estilo René Higuita (aunque con unos rulos menos). ¡Paradónnnn!, dirían en México. Pero la cosa no termina ahí. El arquero hornereano se levanta y con una sonrisa de oreja a oreja grita: “¡¿Nico, viste lo qué hice!?”. Histórico.
Mapuche tuvo un par más pero no logró concretar, Horneros mantuvo el toque pero casi no generó peligro en el arco rival. Rodri y el Escandi hicieron algunos movimientos interesantes y dejaron promesas para el año que viene. El local se conformó con el empate, el árbitro pidió un pulmotor y el partido se fue diluyendo para quedar en el 0-0 final.
Y el final vino con una sorpresa. Tremenda sorpresa. El Profe Loncha pidió la palabra y dijo lo que había madurado en su cabeza y pocos esperaban. Habló hasta donde pudo, porque nuevamente las lágrimas le impidieron seguir. Precisamente, dijo que no iba a seguir al frente del equipo. Y el plantel, ese Club de los Once que siempre estuvo junto a su conductor, se quedó en el más absoluto silencio. El DT dio sus razones y luego fue el tiempo de los abrazos. El final del campeonato traía otro final, mucho más duro aún de digerir. Por suerte, más tarde llegaría el asado, mezcla de festejo y despedida. Y Horneros volvió a demostrar que, a pesar del descenso y los retiros inesperados, en 2008 ganó mucho: consiguió un grupo que se divierte en las buenas y en las malas. Felicitaciones a todos.
Resumen del partido:
Formación inicial: Rodrigo Agesta; Adrián Kaminker, Fernando Lombraña, Marcos Peluffo; Francisco Augeri, Fernando Lía, Tomás Melamed, Diego Peluffo, Bubu Melamed; Diego Lombraña y Emiliano Loncharich. DT: Nicolás Loncharich.
Resultado: Mapuche Azul 0 - Horneros 0
Cambios (posicionales): Fernando Lombraña (arco); Rodri Agesta (enganche); Adrián Kaminker (delantero), Bubu Melamed (defensor central), Diego Lombraña (defensor).
La figura: Fernando Lombraña. Sólido cuando tuvo que defender, mantuvo la valla invicta en el segundo tiempo y dejó un escorpión “rastrero” que dejará su sello por varios años en la máxima categoría.
El Club de los Once salió a la cancha con el manual para días calurosos: control de pelota, toque fácil, ahorro de energías y ritmo cadencioso hasta encontrar el espacio para lastimar. Por eso, el rojinegro dominó el trámite desde el principio y sorprendió a un equipo local que tampoco estaba dispuesto a arriesgar demasiado (con un empate se quedaba en la “A”).
La llegada más clara para Horneros estuvo en los pies del Doc Loncharich. Mano a mano con el arquero, el Cirujano la empaló con su zurda “quirúrgica” y la pelota se fue rozando el palo (si operara como define, el Doc ya tendría varios juicios por mala praxis). Después, una volea “tremenda” de Franky y un par de tiros “furibundos” del Melli y Bubu que hasta le dieron tiempo al arquero de tomar un poco de agua de su rústico termo.
Pero lo mejor llegaría en el segundo tiempo, luego de los cambios posicionales que el Profe Loncha tanto había anunciado: la Araña al arco, Rodri de enganche, Bubu y el Melli a marcar en el fondo. Si alguien esperaba la debacle, se equivocó: el rojinegro siguió haciendo control de pelota y –aunque pasó más de un sofocón- el marcador no se movería del cero.
Y llegó la jugada más espectacular del partido, esa que hará que en el futuro muchos digan: “Yo estuve esa tarde en Mapuche”. Los padres le contarán a sus hijos y estos a sus hijos y así irá pasando de generación en generación la historia de aquella tarde en la que la Fernando La Araña Lombraña tiró un “escorpión rastrero” cuando ya su valla parecía vencida.
Centro desde la derecha. El peligroso “9” local se eleva y saca un cabezazo lento pero bien colocado. El Negro se estira y alcanza a rozar el balón. La pelota da en el palo y enfila hacia la línea de cal. Parece que se va a meter, pero en una reacción absolutamente arácnida, el “1” rojinegro le mete un suelazo desde el piso al mejor estilo René Higuita (aunque con unos rulos menos). ¡Paradónnnn!, dirían en México. Pero la cosa no termina ahí. El arquero hornereano se levanta y con una sonrisa de oreja a oreja grita: “¡¿Nico, viste lo qué hice!?”. Histórico.
Mapuche tuvo un par más pero no logró concretar, Horneros mantuvo el toque pero casi no generó peligro en el arco rival. Rodri y el Escandi hicieron algunos movimientos interesantes y dejaron promesas para el año que viene. El local se conformó con el empate, el árbitro pidió un pulmotor y el partido se fue diluyendo para quedar en el 0-0 final.
Y el final vino con una sorpresa. Tremenda sorpresa. El Profe Loncha pidió la palabra y dijo lo que había madurado en su cabeza y pocos esperaban. Habló hasta donde pudo, porque nuevamente las lágrimas le impidieron seguir. Precisamente, dijo que no iba a seguir al frente del equipo. Y el plantel, ese Club de los Once que siempre estuvo junto a su conductor, se quedó en el más absoluto silencio. El DT dio sus razones y luego fue el tiempo de los abrazos. El final del campeonato traía otro final, mucho más duro aún de digerir. Por suerte, más tarde llegaría el asado, mezcla de festejo y despedida. Y Horneros volvió a demostrar que, a pesar del descenso y los retiros inesperados, en 2008 ganó mucho: consiguió un grupo que se divierte en las buenas y en las malas. Felicitaciones a todos.
Resumen del partido:
Formación inicial: Rodrigo Agesta; Adrián Kaminker, Fernando Lombraña, Marcos Peluffo; Francisco Augeri, Fernando Lía, Tomás Melamed, Diego Peluffo, Bubu Melamed; Diego Lombraña y Emiliano Loncharich. DT: Nicolás Loncharich.
Resultado: Mapuche Azul 0 - Horneros 0
Cambios (posicionales): Fernando Lombraña (arco); Rodri Agesta (enganche); Adrián Kaminker (delantero), Bubu Melamed (defensor central), Diego Lombraña (defensor).
La figura: Fernando Lombraña. Sólido cuando tuvo que defender, mantuvo la valla invicta en el segundo tiempo y dejó un escorpión “rastrero” que dejará su sello por varios años en la máxima categoría.