21/8/18

Al Fran Fran y al vino..., Toro

"El fútbol es un estado de ánimo", dijo alguna vez Jorge Valdano, campeón del mundo con Argentina en México '86 y filósofo contemporáneo. Y el estado de ánimo allá por Ingeniero Maui después de la gran victoria ante San Carlos estaba a tope. No por nada en la semana los Pájaros Asesinos se habían manducado un asado Champion League, una obra maestra que para muchos ameritaba una vuelta olímpica ahí nomás en el momento, sólo por la alegría de vivir y de pertenecer a un equipo tan hermoso como Horneros "F". Aquella noche se vieron caras memorables de felicidad y no sólo fue la del barbudo talibán, incrédulo por la calidad suprema del vacío a la provoleta...

Así, con la confianza arriba y las toneladas de carne ya bien digeridas, el equipo de JT-DT llegó al duelo contra Ayres del Pilar -el primero de la segunda parte del campeonato- determinado a llevarse nuevamente los tres puntos. Otra vez en el Reducto, aquel encuentro era una oportunidad inmejorable para ratificar lo hecho una semana atrás y continuar con la levantada. A pesar de algunas ausencias (Bubugol en Maiame, Monas en la costa y el Negro Yannone buscando su celular tras un dudoso hecho policial...) y de algunos jugadores que llegaban tocados (Colocha con endurecimiento de espalda grado 3 y el Rueda con aductor comprometido), los rojinegros sabían que estaban ante un partido clave y que la victoria no se podía escapar.

Colocha quedó "stand by" en la entrada en calor y el barbudo veterano duró apenas 15 minutos en cancha, pero después de un comienzo algo adverso, Horneros "F" fue encarrilando el partido. Con el ingreso de Joaco Miranda, Franky Augeri -el 10 que es 3 y ahora también 4- abandonó el lateral derecho y se puso la ropa de volante por izquierda, acaso su lugar en el mundo, la posición que lo vio brillar y que años atrás lo llevó hasta la selección de la AIFZN (finalmente, quedó afuera por un error administrativo). Totó se fue de doble 5, acompañando al experimentado Tomi Román Melamed. El buen juego estaba garantizado.

Las piezas tardaron unos pocos minutos en acomodarse y aquel engranaje comenzó a funcionar aceitadamente. Lo había perdido Pol Rubio, cara a cara con el Rasta de Central, cuando tiró a matar y el balón se le fue muy arriba del travesaño, pero el desnivel llegaría algo más tarde, cuando Pancho Yannone capturó un rebote en la puerta del área y giró como un "9" de raza: tremendo derechazo al primer palo y a cobrar. 1-0 Horneros.

Pero la cosa no quedó ahí. Envalentonado, el rojinegro fue por más. Y el Marisco cruzó un bochazo fenomenal y Totó combinó con un inspiradísimo Alexis y el Bichi esta vez no tiró rabona mágica pero sí centro atrás preciso para que llegara como una tromba el eterno Pusinator y con una zurda que mantuvo oculta por los siglos de los siglos amén sacó un remate alto que se clavó en el ángulo superior derecho del Rasta cada vez más vencido. Tiqui tiqui y 2-0. ¡Qué viva el fútbol, Piscunator!

En las tribunas, todo era delirio. El Profe Loncha, que se había ido para descomprimir la difícil situación que atravesaba el equipo dos fechas atrás, ahora lo disfrutaba como hincha y casi que se le caía un lagrimón (qué cama, por favor...). Primero había sido el Fran joven y después, el Fran que-pactó-con-el-diablo-y-se-mantiene-siempre-joven. Horneros ganaba bien 2-0 y no sufría demasiados sobresaltos, con un Flecha firmísimo dentro de una defensa enteramente sólida.

En el segundo tiempo, la tónica no cambió. Y fue allí, en esos 45 minutos finales donde a veces las piernas comienzan a flaquear, cuando surgió una figura enorme. Quitando y jugando, quitando y jugando, quitando y jugando... A su habitual buen pie, este muchacho con pinceladas de lirismo, le sumaba ahora una entrega encomiable y un posicionamiento siempre sabio para interrumpir los ataques rivales. Román también era Chicho. Chicho también era Román. Y ambos eran el gran Tomi Melamed, omnipresente en el Reducto, bastión del mediocampo.

Como siempre, párrafo aparte para Germinator. Con la fiereza habitual, el Asesino Baby Face le puso candado al lateral izquierdo, aunque esta vez sufrió un duro castigo en un balón disputado cerca del córner. El niño biónico terminó en el suelo acusando un fuerte dolor, pero en la tribuna nadie creía que aquella dolencia fuera cierta. "En vez de ir al kinesiólogo, Germi cuando se golpea va al chapista", se escuchó en la platea. Germinator siguió jugando, aunque cerca del final del partido se iría reemplazado. Parece que es de carne y hueso. Humano, nomás.

Pero la tarde tenía deparada una alegría más. Porque antes de volver a ser 3, el 10 siguió siendo 10 y con un toque preciso clarificó una jugada que terminó con el Pol volando por la banda izquierda, desbordando a su marcador y tirando un gran centro atrás para que Pancho sellara su gran tarde con un toque a la red. Gol de goleador y doblete para el Fran joven, que luego se iría reemplazado por Peter Crouch en medio de un baño de aplausos. Alexis, de gran actuación, también había dejado la cancha, no sin antes sacarse chispas con el 69 visitante. Y otro que dejaría la cancha sería Joaco Miranda, luego de un murrazo que le valió su segunda amarilla... Horneros se quedaba con diez. 


Sin embargo, en la recta final del partido, el público siguió gozando. Por ejemplo, cuando Pusinator metió una flotadita mágica en espacio reducido para habilitar magistralmente al Pol. También, cuando el techista se tiró como karateka y metió un terrible planchazo que le valió la amarilla. Lo mismo para el Chicho Melamed, ahora más Chicho que nunca, con su habitual patada a la altura de la rodilla. O cuando a Peter Crouch le agarró un tremendo ataque de habilidad, con enganches y empaladitas incluidas. Qué decir con cada despeje de Ariel "Flecha" Lerner, que hasta metió amague inesperado y salida sutil allá cerca del banderín. El Reducto se venía abajo...

Y se fue el partido. Y el Profe Loncha se fue rápido, temeroso de los embotellamientos a la salida del estadio y porque, hay que volver a decirlo..., no puede terminar de digerir la cama que le hicieron. King size, con colchón de agua, botoncito que la hace vibrar y almohada inteligente. 50 cuotas sin interés con tarjeta del Banco Ciudad. Completita, señores. Al Fran Fran y al vino..., Toro Agesta, que el domingo a la noche -como buen capitán- lideró la continuidad de una jornada memorable. 12 de 13, servilleta y la planilla en un marquito. Pero ya saben: hay que seguir, hay que seguir.

Resumen del partido:


Horneros "F" 3 - Ayres del Pilar 0

Formación inicial: Rodrigo Agesta; Franky Augeri, Juan Peluffo, Ariel Lerner, Germán Mucci; Pedro Mucci, Diego Peluffo, Tomás Melamed, Totó Yannone; Alexis Fernández, Pancho Yannone.

Goles, en el primer tiempo: Pancho Yannone y Franky Augeri. En el segundo tiempo: Pancho Yannone.

Cambios: Joaco Miranda por Diego Peluffo; Leandro Korn por Pancho Yannone; Facu por Alexis; Colocha por Germán Mucci.

Expulsado: Joaco Miranda.

13/8/18

9/12

Los animales heridos son peligrosos. La sangre chorreante, el dolor profundo y la amenaza de muerte, pueden convertir al más dócil de los bichos en una bestia temible. Ni hablar si se trata de un Pájaro Asesino. Cuando un Pájaro Asesino está herido, es mejor no acercarse. Atreverse a pisar el Reducto cuando la bandada hornereana sufre de dolor, es prácticamente un acto suicida. Un hornereano que agoniza, un rojinegro que ya no tiene nada que perder, más que un pájaro asesino es un pájaro-bomba, un fanático dispuesto a inmolarse por sus colores.

Horneros llega al partido con San Carlos, el último cotejo de la primera ronda, en el decimotercer puesto de la tabla. Más abajo, no hay nadie. Más abajo, está el abismo, un precipicio interminable que presagia la peor de las caídas. Los muchachos de Horneros F lo saben bien, pero JT-DT (que hace su estreno en soledad luego de la partida del querido Profe Loncha) está dispuesto a meter el dedo en la llaga, en aquella herida de la que les hablaba. Primero, saca un cartel con el número 13 y luego muestra dos números separados por una barra: 6/11. No se trata de un nuevo y extraño dibujo táctico; el entrenador simplemente les está enrostrando a sus dirigidos la pobre campaña realizada hasta entonces: 6 puntos en 11 partidos jugados. Patada al mentón. Algunas venas comienzan a hincharse, la sangre empieza a bombear más fuerte y los corazones le dan patadas al pecho, como queriendo salir de su prisión corporal. En la entrada en calor, Taty (tierno apodo que en nada refleja la ferocidad de su portador) le pone palabras al sentir rojinegro: "A mí no me hacen bien estas charlas, entro con ganas de pegar".

Las palabras del DT han dado en la tecla, pero también lo hacen las del capitán Agesta, que en la arenga final suelta otra gran verdad: a pesar de todas las frustraciones y del puesto 13 en la tabla, allí están los 17 jugadores disponibles del plantel. Nada más y nada menos. ¿Qué hacen allí esos 17, que seguro serían 20 si todos hubiesen podido estar en ese momento en ese lugar? ¿Por qué parecen hacerle caso omiso a la estadística, a esa cruda realidad que los golpea en la cara? ¿Por qué los que suelen jugar, pero también -y sobre todo- los que aún esperan su oportunidad, insisten en dedicarle sus domingos a esa camiseta que intercala tiras rojas y negras? Cuando el árbitro haga sonar el silbato y la pelota comience a rodar, estas preguntas empezarán a responderse.

Horneros Furioso sale a jugar el duelo con San Carlos como si en ello le fuera la vida. Y así es, nomás. Por eso, más allá de algunos leves desajustes iniciales, el segundo de la tabla rápidamente se da cuenta que aquello no será una excursión placentera por aquel verde césped a orillas del Arroyo Escobar. Cuando empiezan a pasar los minutos, de a poco, pelota a pelota, jugada a jugada, San Carlos va tomando conciencia más bien de algo que jamás hubiese esperado: sin saberlo, se ha embarcado -como diría el gran filósofo Javier Salorio- en un terrible "tour guiado por el infierno". Por eso, a pesar de algunas imprecisiones iniciales, el local va imponiendo condiciones, dejando poco lugar para el accionar del visitante.

La apertura del marcador llega luego de un bochazo cruzado del Mariscal Peluffo -el de la "lanza de primera división"- que es aprovechado por Alexis Sánchez digo Férnandez, que con poco ángulo se las ingenia igual para colar el balón en la valla contraria y desata el grito en Ingeniero Maui: 1-0 para Horneros F. El gol parece entonar aún más al equipo de JT-DT, que al ímpetu le agrega una dosis mayor de juego. Y se suceden dos, tres, cuatro toques. Y la pelota comienza a circular. Y Bubu y Colocha toman las riendas del mediocampo y las jugadas terminan en remates que inquietan una y otra vez al arquero visitante. Agesta, por el contrario, no sufre demasiados sobresaltos, aunque termina extenuado..., de tanto gritarle al árbitro.

Los minutos iniciales del segundo tiempo repiten la tónica de la primera etapa. La fiereza de los Pájaros Asesinos se mantiene y -cuándo no- encuentra su máximo exponente en el pequeño gran Germinator. En un par de jugadas, el joven Mucci proporciona nuevas pruebas a los científicos que estudian su compleja composición corporal: una férrea aleación de acero, níquel y cobre, una extraña osamenta metálica que lo convierte en un ser único en el planeta. Indestructible, Germinator mete miedo en cada cruce y genera pedidos de clemencia de los rivales. Uno de ellos se atreve -acto de locura si los hay- a meterle un durísimo planchazo en una pelota dividida y el Asesino Baby Face por un momento parece retorcerse de dolor, pero es tan sólo una sutil pantomima. Nada, Germinator no tiene nada, ni siquiera un rasguño.

Pero además de furia, nuevamente hay juego. Horneros genera situaciones y el segundo grito se atora un par de veces en las gargantas locales. Es Pancho Yannone, de buenos movimientos durante todo el partido, quien está cerca de estampar el 2-0; primero, cuando mete un cabezazo que el arquero sancarlense despeja milagrosamente; después, cuando la para de pecho y mete una volea que merece destino de red pero que lamentablemente no lo encuentra. Es cuestión de tiempo nomás. Y es justamente Peter Crouch, que ingresa por el joven Pancho, quien pegará el esperado segundo grito de la tarde.

Todo nace en una pelota parada cerca de la línea central. Mientras el gran Marisco se acerca al balón, su barbudo hermano le suelta, con aires de veteranía y tono de fórmula secreta: "apuntale al travesaño que el arquero no ve nada por el sol". Facilísimo, seguramente piensa el Zar de la pegada, quien por suerte hace caso omiso al "consejo" y opta simplemente por ponerle la pelota en la cabeza al espigado Crouch para que, desde las alturas, meta un gran frentazo y establezca el 2-0 en el marcador. Tranquilidad, al menos por un tiempo.

Sobre el final, San Carlos encuentra el descuento en una jugada azarosa: desvío en Flecha que descoloca a Rocha, roce en el palo y el talibán que despeja cuando el balón ya ha traspasado la línea. Quedan unos minutos de sufrimiento pero el propio Flecha despeja los peligros al grito de "Ariiiii" y Colocha sale limpio para iniciar una contra que encuentra a Germinator cual Droopy en la banda derecha, partiendo desde su propio campo a toda velocidad como si fuera su hermano Pedro y cruzando un furibundo remate cruzado para poner el definitivo 3-1. Polazo, digo golazo.

Victoria y desahogo para el local, fin del tour infernal para la visita. En el medio de la algarabía por el resonante triunfo, de repente una pregunta incómoda aparece flotando en el aire: ¿hubo cama al histórico Profe Loncha? ¿Cómo puede el último de la tabla ganarle con semejante autoridad al segundo? Bueno, ya no es el último de la tabla. Y eran 17 guerreros, como siempre, listos para entrar. Y pronto serán 20, todos los que integran este plantel, ansiosos por dar batalla. Hay que seguir, hay que seguir.

Resumen del partido:

Horneros "F" 3 - San Carlos 1

Formación inicial: Rodrigo Agesta; Tati Monas, Juan Peluffo, Diego Peluffo, Germán Mucci; Franky Augeri, Bubu Melamed, Colo Korn, Totó Yannone; Alexis Fernández, Pancho Yannone.

Goles, en el primer tiempo: Alexis Fernández. En el segundo tiempo: Lean Korn y Pedro Mucci.

Cambios: Leandro Korn por Pancho Yannone; Tomi Mela por Bubu; Peter por Franky; Ari Lerner por Totó.