Horneros llegaba a un nuevo domingo con un desafío: salir enchufado desde el principio para no volver a sufrir lo mismo que ante La Tradición. En el Reducto y contra San Diego, el equipo de Profe Salorio tenía la oportunidad de demostrar que estaba vivo.
Es cierto, las bajas eran varias (los hermanos Melamed, el Chino Santar, Matías Di Tullio) y obligaron a Salorio a cambiar nuevamente la formación inicial, echando mano a algunos regresos: el Melli Diego iba de volante por la izquierda, Calenta ocupaba uno de los dos lugares de ataque y el Negro Lombraña se ponía el buzo de arquero.
Así salió a jugar el rojinegro. Como decíamos, con la firme convicción de salir con todo y no padecer goles tempraneros que luego condicionaran el trámite. ¿Y qué pasó? Al minuto de juego, Horneros ya perdía 1-0. Sí, realmente desolador. Un centro desde la izquierda, un cabezazo de un hombre sin marca, una estirada que no alcanzó y a otra cosa. Pero eso no sería todo. Pocos minutos después, casi un calco de jugada, otro cabezazo y San Diego estaba 2-0 arriba. El rojinegro repetía sus pecados y otra vez tenía un partido cuesta arriba.
Muy golpeado en lo anímico, el local empezó a acercarse al arco rival. Como siempre, con más ganas que fútbol, con pocas ideas, pero sobre todo con mucha impotencia. Casi todas las jugadas terminaban en centros que no eran aprovechados. Hasta que el Doc recibió un lateral de espaldas al arco, aguantó, logró darse vuelta, dejó a uno en el camino, peleó con otro, se la llevó y ya pisando el área sacó un fuerte remate que se clavó a media altura. Golazo, descuento y el rojinegro otra vez entraba en partido.
En el segundo tiempo, Horneros salió a buscar el empate. Y estuvo a punto de lograrlo, con ese cabezazo de Rueda que los rivales salvaron en la línea. El equipo hacía daño por la derecha, fundamentalmente con las asociaciones de los hermanos Loncha. Zequi entraba por Calenta y empezaba a aportar su equilibrada cuota de quite y buen fútbol.
San Diego casi no inquietaba al arco de la Araña Lombraña, pero nuevamente la balanza se inclinaría del lado del visitante. Primero, Nico Loncha se fue expulsado junto a un rival luego de una reacción ante una fuerte falta. Y más tarde, llegaría la estocada final: un tiro libre desde la izquierda fue ejecutado directo al arco y la pelota se clavó en el segundo ángulo, estableciendo un 3-1 casi letal.
Los minutos restantes serían del ya clásico descontrol: un equipo jugado en ataque, algunas patadas a pura impotencia y el Negro ávido de trompear a todo el banco rival. El Colo tuvo una clara para descontar otra vez, pero su remate se fue desviado. Y en una contra, San Diego puso el 4-1 definitivo.
La derrota, esta vez sí, producía caras largas. Desánimo, frustración, impotencia: todo eso envolvía el post-partido. Horneros había llegado con la intención de demostrar que estaba vivo. Que el amor por la camiseta podía llevarlo a salir a la cancha con una actitud y una concentración tales que no le permitieran cometer los mismos errores. Pero había fallado otra vez. Se había comido cuatro. Estaba (y está) en coma cuatro. Se solicitan dadores de sangre.
Resumen del partido:
Resultado: Horneros 1 – San Diego 4
Formación inicial: Fernando Lombraña; Rodrigo Agesta, Adrián Kaminker, Juan Peluffo, Marcos Peluffo; Nicolás Loncharich, Diego Peluffo, Diego Lombraña; Nicolás Korn; Emiliano Loncharich y Calenta Conti. DT: Javier Salorio.
Gol, en el primer tiempo: Emiliano Loncharich.
Incidencias: en el segundo tiempo, expulsado Nicolás Loncharich.
Cambios, en el segundo tiempo: Zequi Rambla por Calenta Conti.
La figura: Emiliano Loncharich.
El Doc hizo todo lo que estuvo a su alcance. Aguantó muy bien la pelota, guapeó, hizo un golazo para el descuento en el primer tiempo y generó un tiro libre al borde del área en el segundo a pura garra. Bien por el Cirujano.
10/8/09
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario