27/10/08

Un domingo cualquiera

Era el partido clave, ese que podía definir el destino de Horneros en la máxima categoría. Por eso, el Profe Loncha apeló a todo tipo de artilugios motivacionales: extractos de emotivas palabras de jugadores rojinegros, algunas molestas palabras de los muchachos de Indio Cúa y un video de Un domingo cualquiera, aquella película de Oliver Stone en la que Al Pacino levanta a su equipo de fútbol americano con un encendido discurso (recurso que supo utilizar el Cholo Simeone antes del recordado clásico que Estudiantes le ganó a Gimnasia por 7-0).

Bajo un intenso calor, arrancó el partido en el Reducto. La cosa empezó pareja, aunque a Horneros le costaba mucho tener la pelota y debía hacer mucho gasto físico para controlar a los peligrosos delanteros rivales. La primera clara la tuvo el Melli Diego frente a frente con el arquero, quien metió el manotazo justo para mandar la pelota por arriba del travesaño. Del otro lado, el otro travesaño devolvía un remate que Rodri sólo había atinado a mirar.

La apertura del marcador llegó de forma casi insólita. Juancho ejecutó al arco un tiro libre desde atrás de la mitad de la cancha, el arquero de Indio Cúa dudó y la tuvo que ir a buscar al fondo de la red. Festejo apretado de Horneros, que conseguía un paso importante: empezar ganando. Pero seguía faltando mayor dominio del trámite y el visitante empezó a venirse con todo.

Ahí apareció la figura de Agesta, siempre rápido para salir y atorar, sumado a las piernas de los defensores que siempre llegaban en el momento justo para evitar los remates con destino de red. El rojinegro se aferraba a la ventaja y hasta pudo haber aumentado, cuando el Bufo quedó mano a mano, la picó de zurda y la pelota dio en el palo derecho.

En el segundo tiempo, la premisa era jugar con la desesperación de Indio Cúa, pero todo se iría desmoronando rápidamente. A los cinco minutos, el rápido "16" elaboró una buena pared y, solo ante Rodri, definió con clase. El excesivo festejo con puteada y "Topo Gigio" irritó a los rojinegros, pero el árbitro no sancionó la provocación del delantero visitante. El 1-1 era un duro golpe, pero todavia faltaba muchísimo.

Sin embargo, poco después llegaría el segundo, esta vez por un doble error defensivo. Agesta la gritó suya en un bochazo cruzado, el Melli Negro devolvió de cabeza hacia el medio, un delantero rival recogió el rebote, amagó un par de veces y remató al arco: el balón fue cerca de la posición del guardavalla hornereano, que alcanzó a manotearla, pero luego no tuvo reacción y sólo pudo ver cómo el esférico entraba mansito y establecía el 2-1. Durísimo.

A partir de ahí, ya no hubo respuesta. Salió el Negro Lombraña, quedaron tres en el fondo y Horneros intentó dar vuelta el partido, pero no hubo reacción física ni anímica. Indio Cúa hacía lo que quería cuando atacaba y así llegarían el tercero, el cuarto (increíble blooper Juancho-Rueda-Juancho) y el quinto para el definitivo 5-1. El sueño de una tarde gloriosa se desmoronaba estrepitósamente y sin consuelo.

Y llegó el final (¿el final?). Bronca, tristeza, vergüenza, todo junto. Las genuinas lágrimas del DT, ratificando y honrando nuevamente el sentimiento hornereano, ese que -de verdad- nunca muere. El sentimiento por la camiseta rojinegra, ese que está en las buenas y en las malas. Ese acompañamiento "terapéutico" que varios hicieron atrás de la sede, prolongando el adiós y la depresión dominguera post-derrota, sabiendo que juntos todo se soporta mucho mejor. Y confirmando que, más allá de los resultados, este año el equipo ganó mucho.

Resumen del partido:

Resultado: Horneros 1 - Indio Cúa 5

Formación inicial: Rodrigo Agesta; Tomás Melamed, Juan Peluffo, Fernando Lombraña, Marcos Peluffo; Adrián Kaminker, Diego Peluffo, Francisco Augeri; Bubu Melamed; Diego Lombraña y Emiliano Loncharich. DT: Nicolás Loncharich.

Gol, primer tiempo: Juan Peluffo.

Cambios: Federico Pérez Acquisto por Fernando Lombraña; Tomás Sirvarjer por Tomás Melamed.

La figura: No hubo.

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